Hemos tenido el privilegio de vivir este último mes de febrero con mucha intensidad.Tras aterrizar en la capital de Nepal, apenas pasamos unas horas en Kathmandú, ya que el programa que nos habíamos propuesto cumplir no nos iba a permitir ninguna tregua.El primer objetivo fue visitar la Shree Pathibara Bhumeshwor Primary School establecida en la aldea de Lomsa (Lwasa) dentro de la región de Dolakha. Se trataba del primer proyecto de reconstrucción que iniciamos en Nepal tras el terremoto, un lugar al que guardamos mucho cariño. La obra estaba terminada. ADH ha aportado un nuevo edificio con tres clases, construido con materiales sólidos (piedra, madera, arena y cemento) y sobre todo con la participación de toda la comunidad. Pudimos comprobar que el proyecto se había realizado conforme a lo acordado. Realizamos los últimos pagos a los trabajadores y decidimos encargar la construcción de nuevos bancos y mesas de madera para amueblar correctamente las tres aulas, con lo que generamos una nueva actividad económica.Tras completar la inspección disfrutamos de una maravillosa fiesta de inauguración que toda la comunidad había preparado para festejar este día. Actuaciones de los alumnos con bailes tradicionales y discursos de los diferentes responsables de la comunidad y de la escuela, explicando los detalles de como se ha llevado a cabo el proyecto de ayuda con total transparencia ante todos los habitantes de la comunidad.Desgraciadamente no podíamos quedarnos más días en esta aldea, ya que todavía quedaban muchas cosas por hacer en otros lugares.El siguiente destino era visitar un nuevo escenario de ayuda en una remota aldea de la región de Gorkha, epicentro del terremoto. La aldea a la que nos teníamos que dirigir era Dorath, a varias horas caminando desde Soti Kola, en el valle que marca el curso del Budhi Gandaki. Teníamos una referencia de la Shree Bishnu Primary Secondary School, solicitando ayuda para reconstruir su escuela.Tras desplazarnos a este lugar pudimos comprobar personalmente como el antiguo edificio estaba totalmente destruido y las clases se estaban impartiendo bajo unos precarios refugios temporales. El censo de alumnos en este lugar es de 219 estudiantes, la población es de mayoría gurung.Nos reunimos con los representantes de la comunidad: jefe local, director de la escuela, gremios, asociación de mujeres, ancianos y varios testigos. Analizamos las necesidades de material, infraestructura y presupuesto para construir cinco clases, siguiendo el mismo procedimiento que en ocasiones anteriores. Cada lugar tiene sus propias características y así lo debemos de tratar adaptando, en cada caso, los diferentes procedimientos. Las explotaciones de madera se encuentran lejos del pueblo, así como la recogida de arena, debiendo de recorrer un largo camino hacia el profundo Budhi Gandaki. El cemento,herramientas y cinc para el tejado lo llevaremos desde Arugath, por una larga pista de tierra hasta el lugar donde solo es posible acarrearlo con porteadores.Varias horas de reunión dan lugar a un nuevo acuerdo, que sellamos y firmamos todos los presentes. Realizamos un primer pago para que el trabajo comience lo antes posible y ese mismo día empiezan las obras de desescombro.
Desde Gorkha emprendemos un nuevo viaje hacia la Shree Basuki Lower Secondary School, en Solukhumbu. Nos desplazamos a Salleri, para caminar durante una larga jornada hasta alcanzar la remota aldea de Pawei.
En este lugar habíamos comenzado nuestro segundo proyecto y ahora debíamos supervisar el final del trabajo, una obra de dos edificios (tres y dos clases). Muy contentos comprobamos que la nueva escuela se encuentra terminada, a falta de pintar las paredes y solar el suelo con cemento. El trabajo ha sido realizado francamente bien, sorprendiéndonos gratamente. Como en Lomsa, asistimos a una recepción organizada por toda la comunidad en la que disfrutamos de actuaciones por parte de los alumnos y las intervenciones de todos los representantes detallando la ejecución de la obra y de como ha sido empleado su presupuesto. Somos testigos de la transparencia de todo el proceso y de la correcta distribución de los ingresos que ha generado esta actividad económica.
Al día siguiente caminamos hasta la población de Sotan, con la intención
de encargar la pintura y cemento necesario para rematar la nueva construcción. De esta manera nuestra aportación a la nueva escuela de Pawei, con cinco clases, queda concluida.Estas semanas han transcurrido de una manera muy intensa, sin apenas tiempo para el descanso. En todo momento hemos empleado en los desplazamientos el transporte local, normalmente a través de largas jornadas de autobús, entre 10 y 14 horas seguidas, minimizando los gastos de viaje. El resultado de las tres visitas ha sido altamente gratificante y estamos muy contentos de que estos proyectos se estén realizando como teníamos planeado en un principio, aportando una nueva infraestructura en la escuela, para poder impartir apropiadamente las clases, y a la vez contribuyendo al desarrollo local con la creación de una actividad económica muy repartida entre la población. Seguiremos haciendo todo lo posible para colaborar con el desarrollo de estas y otras comunidades remotas de Nepal.